Alergia al polvo
Las personas alérgicas a los ácaros del polvo tienen un grave problema porque lo sufren tanto en su trabajo como en la propia casa.
El ácaro (dermatophagoide pteronyssinus) es el parásito más común en el hogar y prolifera en cualquier lugar donde se acumule el polvo (cortinas, sofás, camas, estanterías, cortinas, etc.). Se alimenta de esporas de moho, de escamas de piel humana, de escamas de insectos y restos orgánicos.
Los ácaros del polvo, incluyendo pequeños fragmentos de ácaros muertos, son la causa principal de la alergia al polvo. Un solo gramo de polvo puede contener hasta más de 1.000 ácaros.
La reacción alérgica la produce el contacto e inhalación de sus excrementos microscópicos que se suspenden en el aire por causa de cualquier movimiento que hagamos. De ahí la importancia de buscar métodos para minimizar el riesgo de alergia eliminando los ácaros del lugar de presencia de la persona alérgica (domicilio, trabajo, coche, etc.)
Existen en el mercado varios aerosoles, con ingredientes activos de efecto acaricida, fungicida y desinfectante, que cumplen en un tanto por ciento elevado esa función.
El método de utilización es el siguiente:
Se pasa la aspiradora meticulosamente por los espacios donde se desarrollan los ácaros (colchones, moquetas, alfombras, etc.) y se aplica el aerosol pulverizando todas las zonas. Se deja actuar el producto, que ataca tanto a los ácaros adultos como a sus larvas y huevos, durante un par de horas -con las ventanas abiertas- y, transcurrido ese tiempo se vuelve a pasar la aspiradora (con filtro especial anti-ácaros) para eliminar todos los residuos. Lo recomendable es repetir el tratamiento una vez al mes.
La humedad y el calor favorecen la proliferación de los ácaros por lo que no es recomendable pasar del 50% y de los 25º C de temperatura ambiente. Mueren a partir de los 56ºC por lo que se recomienda lavar la ropa de cama, preferiblemente de algodón, por encima de esa temperatura.

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